jueves, 21 de junio de 2012

Tres flores


Tres flores. A un costado de las tres flores, nada, salvo el verde interminable de la nada, el campo; al otro lado de las flores, el camino. Estuve a punto de escribir “la cinta asfáltica”, pero me contuvo el prurito de los lugares comunes. No sé, de flores, absolutamente nada, pero esas tres flores están ahí durante todo el año, llueva o truene, si no molesta que. A veces, como están justo a la salida del pueblo, cuando un auto agarra la curva para tomar la ruta muerde la banquina y las roza, las conmueve como si les sacudiera la melena y luego vuelven a quedar ahí, a un costado, las tres flores, nada, y el viento, suave, de la pampa, que las peina. Tres flores. Qué comienzo extraño para una historia que no quiere ser más que una simple novela policial.

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