martes, 20 de noviembre de 2012

Obra en construcción



Hablaba hace unas semanas de los colegios tomados y de los motivos por los que los chicos, esos descarados, desconocidos de siempre, habían decidido tomarlos y, contra viento y marea, habían sostenido durante un largo mes esas tomas. Y hablaba de la forma en que esos chicos luchaban. Decía entonces que lo hacían con ideas y flores.

Conozco bastante de cerca la situación específica de una de esas "escuelas artísticas" de la ciudad, la de música, el Esnaola, o más bien, entre nos, el Esna. Esta entrada lleva por título "obra en construcción" por los pibes y por su colegio, porque los pibes del Esna no solo estudian música, sino que además hacen, crean, construyen música de todo tipo: de la que algunos llaman clásica, de la que algunos llaman popular, de la que algunos llaman rock, de la que algunos llaman jazz… Son adolescentes y jóvenes que estudian guitarra, o piano, o percusión, o violín, o bandoneón, y cantan, todos, y cuando se acerca el final del año muestran a la sociedad, a su sociedad, a todos nosotros, parte de lo que hacen. El año pasado, sin ir más lejos, mostraron esto:



Los pibes estaban felices y el público también. Porque esa es la obra en construcción de la que hablo: la construcción social que significa una escuela, la construcción cultural que significa esa escuela. Mientras el gobierno se empeña en negarlos, en desconocerlos, los pibes hacen obra, construyen, crean. El año pasado fue Bach; este año será Mozart. Por la duración de la toma no llegaron a tener la obra preparada para uno de los conciertos (que iba a hacerse en la Catedral de la ciudá), pero este próximo fin de semana la cantarán y tocarán (porque la orquesta también es de la escuela) en la Facultad de Derecho de la Universidá de Güenosaire.

Y llamo también obra en construcción a esta entrada porque de eso les habla el gobierno de la ciudad cuando los pibes le reclaman un lugar digno para estudiar. Porque el lugar en el que funciona la escuela no es algo que pueda llamarse digno. Y hace años que el gobierno les promete una nueva escuela. La promesa debería haberse terminado de concretar y debería haberse inaugurado en el 2007, pero hoy, cinco años después, el nuevo Esna sigue en construcción. Un día, quizá el año próximo (es la última de sus promesas), inaugurarán con bombos y platillos y globos amarillos el nuevo edificio, y se jactarán de sus logros. Mientras tanto, los pibes del Esna siguen aquí:





Eso es lo que les ofrece el gobierno; por ejemplo, la posibilidad de morir electrocutados por haber ido al colegio (en otros colegios ofrece cosas distintas; por ejemplo, la posibilidad de morir aplastados por pedazos de techo que se caen).

Yo no sé qué pensarán quienes esto lean, pero sé que, mientras el gobierno los niega, los desatiende, los ningunea, dice y repite que son vagos que no quieren estudiar, los pibes siguen avanzando con ideas, con flores, con música. Yo no sé qué pensarán quienes esto lean, pero sé definitivamente que la lucha de los pibes, su convicción y su constancia, me dignifican. Sé que su música me eleva, sé que ellos me elevan.

Uno de mis hijos es alumno de ese colegio. Él es del Esna. Yo también.

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