martes, 14 de agosto de 2012

Gansadas historicas


Si hay un lugar donde se puede ver cotidianamente cómo los que se creen dueños y señores del idioma hacen gala de una ilimitada soberbia y un absoluto desprecio por los hablantes, ese lugar es el sitio web de uno de los mascarones de proa de la RAE, o, mejor dicho, de uno de los correveidiles de la RAE: la Fondiú (hay quienes dicen que se llama Fundeu, tilde má, tilde meno).

Cuando la Fondiú no era lo que es, sino un departamento de dudas de redacción de una agencia de noticias, sus funciones y actividades eran comprensibles y, supongo, hasta útiles, para que todos los redactores de la agencia, más allá de la variante del español que usaran en sus respectivos países, pudieran emplear una lengua coherente, clara y simplificada que permitiera difundir las noticias por todo el hispanomundo sin ambigüedades ni incertidumbres. Hasta ahí íbamos fenómeno, íbamos.

Pero la agencia decidió dar un paso al frente, lo dio… y cayó al abismo. Porque abandonó el suelo sólido que la sustentaba y se zambulló en el vacío lingüístico del idioma “culto”, de los “buenos usos”, de la “corrección” y de todas esas abstracciones (o zarandajas, dirían algunos) ajenas al idioma real, al habla real. Y se puso a dar consejos que nadie pide sobre cuestiones acerca de las que nadie tiene dudas, y lo hizo (y hace), como decía, con soberbia y desprecio por los hablantes. Con el asesoramiento de la Real Academia Española, eso sí.

Su última muestra (bueno, quizá hoy ya haya aparecido otra) es una gansada histórica. En ella dicen los de la Fondiú que los hispanohablantes no queremos decir lo que todos entendemos que queremos decir cuando decimos lo que decimos. Mesplico: si digo que lotrodía Usain Bolt tuvo un triunfo histórico, está claro que lo que estoy queriendo decir es que fue algo verdaderamente memorable, algo importantísimo, ¿no? Creo que nadie duda de eso, ¿no? Creo que todos los hispanohablantes entendemos que eso es lo que estoy queriendo decir, ¿no?

Pues bien, desde su torre de marfil (¿o será de plástico, será?), los de la Fondiú han decidido que no, que no hay que decir eso para referirse a algo que “simplemente es importante, destacado o espectacular”. O sea, que el de Usain Bolt no fue un triunfo histórico porque no. ¿Y por qué no? Porque no hay que decir eso si uno quiere decir eso y los demás entienden eso. ¿Y por qué? Pues vaya uno a saber. La Fondiú no lo dice. O sea, eso no lo dice, pero sí dice que lo que se dice no se debe decir como se dice.

“Aportes” de este tipo son usuales en la Fondiú. Explicaciones, argumentaciones, razones, reconocimiento de formas reales del idioma, en cambio, son cosas que brillan por su ausencia. Digo sho, ¿por qué no te dejás de foder, Fondiú, con lo que está bien y lo que está mal, y empezás a tratar de ver la maravilla del idioma, la verdadera maravilla de la diversidad del idioma, de todo el idioma, hasta que deje de ser un idioma y se convierta en varios, o en otra cosa, o en nada, lo cual también estará bien cuando sea (siempre y cuando no sea por imposición de nadie, sino por el propio devenir)? ¿Mentendés, Fondiú, o es como yo pienso y, a fin de cuentas, no entendés un joraca, no entendés? Digo, nomás.

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