lunes, 11 de noviembre de 2013

De las formas del devenir



Hoy voy a hablar de Deleuze. O de otra cosa, pero que pasa por el lado de Deleuze. Dentro de unos días, si macuerdo, voy a hablar de un proyecto de ley para la traducción y los traductores, o así pomposamente la llaman, que anda dando vueltas por el mundillo argentino y que me parece un espanto y un peligro, pero eso otro día. Porque hoy, decía, en el menú, tengo para ofrecer Deleuze. Y no es poco, che, no es poco.

Y dice. Deleuze dice. Dice: “Escribir indudablemente no es imponer una forma (de expresión) a una materia vivida. La literatura decanta más bien hacia lo informe, a lo inacabado (…). Escribir es un asunto de devenir, siempre inacabado, siempre en curso, y que desborda cualquier materia vivible o vivida (…) La literatura es inseparable del devenir”.

Tanto es así que mi viejo cumpa el Jorgeluí, el que no veía, decía que hay que publicar para dejar de corregir. Porque, claro, dice Deleuze, la literatura es siempre inacabada.

La palabra misma, la lengua, es siempre inacabada, siempre fragmentaria, siempre polisemántica, siempre oscura y ambigua. ¿Quién sabe lo que significa qué? ¿Y hasta cuándo lo sabe? Porque lo que es hoy no es en otro momento, sino hoy, y siempre en curso, siempre inacabado, siempre deviniendo.

Y entonces me detengo a pensar en lo que hacemos los que traducimos, que en realidá, en realidá real, digo, no terminamos las traducciones, sino que simplemente las entregamos porque es la fecha y hay que entregar, pero.

Y de todas maneras lo que hacemos es un intento de congelar sentidos, congelar sonoridades y significados en el instante, como una fotografía que al día siguiente ya será vieja, ya será una imagen de lo que fue, no de lo que es. Esa tirantez constante que nos imponen las voces entre las lenguas, esa tirantez que nos desgarra y nos niega la plenitud de la luz, esa mano que tendemos escribiendo para atrapar un sonido en el aire, una palabra que ya no es.

(Ilustración: Itati Acuña)

viernes, 1 de noviembre de 2013

Breves voces



Cuento de cuento
Encontré un papel escrito y doblado, dentro de un libro. Cuando lo desplegué, se cayó la primera palabra y abrió el libro.


Ars
(Ay si se pudiera, el pez.)


Milonga
Pienso que le gustaría
saber que hoy anda su historia
en una milonga. El tiempo
es olvido y es memoria.
JLB

A Z.F.
Alguien trae del sur un cuchillo. Nadie habrá de contar su historia. Nadie su nombre. Alguien entra por una puerta en un costado del bar. Acaso si solo lo miraran. Si alguien dijera esta boca es mía para ofrecerle ginebra y una silla amiga. Alguien trae del sur un cuchillo, apoya su mano izquierda sobre el hombro del que lleva el sombrero ladeado, y le interesa el filo entre la 4ª y la 5ª lumbares, del lado derecho.

 
El príncipe
Había una vez un príncipe. Leproso, amarillo, sifilítico.